Disculpa, te engañan: Sembrando Vida
Desde que se inauguró el programa Sembrando Vida, dos cosas han quedado muy claras: Primero, no es el programa adecuado para combatir los efectos del cambio climático y segundo, tampoco es un proyecto novedoso “inventado” por el compañero y camarada presidente Andrés Manuel López Obrador.
En gran medida, los efectos de Sembrando Vida han sido totalmente contrarios a lo que se anunció. En lugar de reforestar, lo que se ha logrado es desforestar y no es lo único, muchos de los árboles que se han sembrado no corresponden a la vocación de las regiones por clima, situación geográfica, orografía, etc.
Las irregularidades de Sembrando Vida
Existen evidencias probadas de las irregularidades y de los efectos negativos en la implementación del programa, como las denuncias que se presentaron ante la Secretaría de la Función Pública y la CNDH, surgidas de una investigación del reportero de Crónica, Daniel Blancas
Dicha investigación pone en evidencia la falsificación de datos en el programa. El diario Crónica presentó grabaciones de las irregularidades: “En esos días se había dado la orden a nivel central de hacer un corte de caja, para conocer a detalle los avances de Sembrando Vida a nivel nacional, como el número de beneficiarios y árboles plantados. Parece que se los iban a presentar al presidente López Obrador. Por eso los coordinadores tenían prisa… Supimos que en varias regiones estaban reportando datos que no correspondían a la realidad. Los jefes indicaban qué poner, y era lo que se vaciaba en el sistema”.
Al corroborar los audios de la investigación del reportero se confirmó: “Los jefes llamaron a su gente afín y les dieron nuestras contraseñas y correos; empezaron a subir información falsa, inflada: beneficiarios que no tenían registro de plantas y que ahí aparecían, o diseños agroforestales alterados: si la gente tenía 100 árboles, por ejemplo, le ponían 300″.
Según señala la investigación, en uno de los casos el responsable fue un alto funcionario de la Secretaría de Bienestar: “Ángeles Herrejón (subdirectora de Capacitación e Inclusión Productiva de la Secretaría del Bienestar), subordinada de Margarita Hernández Vargas (Directora de organización para la inclusión productiva de la misma dependencia). Ella vino el 17 de mayo por la tarde, le expusimos la situación y se limitó a comentar que era orden de Hugo Paulín (subsecretario del Bienestar) de que al siguiente día, a las 8 de la mañana, tenía que estar lista toda la información. Ya teniendo cuentas y contraseñas podían poner lo que quisieran”.
Ni novedoso, ni eficaz
Felipe Calderón, la némesis del compañero presidente, instrumentó un programa similar a Sembrando Vida que se llamó ProÁrbol, con el que se estimó, se plantarían 250 millones de árboles en 400,000 hectáreas. El proyecto tenía como objetivo incentivar la conservación, protección y restauración de los recursos forestales. Para el final del sexenio, en 2012, se informó que se sembraron más de 1,930 millones de árboles en dos millones 180,000 hectáreas.
En el primer año de su implementación se planteó que Sembrando Vida llegara a la meta de 575 millones de árboles plantados, mientras que, según el acuerdo que se firmó en su momento con la ONU, la de ProÁrbol fue solo de 250 millones.
Ahora AMLO asegura que Sembrando Vida inspiró el proyecto que se firmó en la COP26. No es cierto. La ONU ha trabajado intensamente en estos temas, de ahí que exista una base sólida del programa en contra de la deforestación, que es la “Declaración de Nueva York sobre Bosques” de 2014 y que fue firmada por México ese mismo año.
Sembrando Vida tampoco resultó ser un programa ambiental, aunque AMLO así lo quiera hacer ver; surgió como un programa “clientelar”, no es un programa adscrito a la Secretaría de Medio Ambiente, sino a la de Bienestar y forma parte de la estrategia para el combate a la pobreza rural, la inseguridad alimentaria o la exclusión, cuyos beneficiarios reciben cinco mil pesos mensuales. Para Eugenio Fernández Vázquez, consultor del Centro de Especialistas y Gestión Ambiental, “se trata de seguir la lógica de generar dependencia de los subsidios públicos sin ampliar la base de la inversión social”.
No es un programa eficaz, los efectos de Sembrando Vida han sido contrarios en cuanto al impacto en reforestación, de hecho, resultó a la inversa. El Instituto de Recursos Mundiales, una organización técnica global que establece vínculos entre la conservación del medio ambiente, las oportunidades económicas y el bienestar humano, realizó el informe preliminar: “Análisis de los impactos en las coberturas forestales y potencial de mitigación de las parcelas del programa Sembrando Vida implementadas en 2019″.
Ese informe reporta que en 2019 hubo 72,830 hectáreas de pérdida de bosques en los municipios donde se implementó Sembrando Vida. Dicha pérdida se concentra en 22 municipios del país donde suman 50,981 hectáreas que representan el 70% de las pérdidas y en regiones vulnerables al cambio climático y de gran biodiversidad de Chiapas, Tabasco, Veracruz, Yucatán, Quintana Roo y Campeche.
Claramente, el programa no está enfocado a la restauración forestal ni tampoco la reforestación, sus objetivos son “clientelares”.
Por su diseño, Sembrando Vida no es un programa que ayude a combatir el cambio climático, tampoco es novedoso en México, cuenta con el antecedente de ProÁrbol que tuvo una mejor orientación medio ambiental, ni en el mundo, donde activistas como Al Gore, o en las cumbres sobre Medio Ambiente, se han venido impulsando y perfeccionando este tipo de programas como parte de lo que se requiere para la conservación de nuestro hábitat.
Sembrando Vida es una quimera que sirve para los propósitos clientelares y electorales de AMLO; o qué, ¿todavía le sigues creyendo?